Pequeño, pero ordenado. Así se puede describir a Curaco de Vélez, tradicional pueblo chilote que año a año atrae a miles de turistas por su tranquilidad y belleza, pero también por su condición insular, debido a que la única forma de acceder al poblado es cruzando en barcaza el canal Dalcahue. En este sentido, la comuna siempre ha procurado encantar al visitante con sus atractivos naturales. Pero desde ahora tiene un nuevo elemento que no tiene nada que envidiar a la flora, fauna y entorno que hace del pueblo un encanto: una red de pasarelas peatonales que se conecta con el humedal de la bahía declarado Santuario de la Naturaleza.
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